En un año que vio el estreno de The Menu (2022) de Mark Mylod y Glass Onion (2022) de Rian Johnson, otra película que abordó de manera satírica el mundo de los privilegios y las desigualdades socioeconómicas fue Triangle of Sadness (El triángulo de la tristeza) del director sueco Ruben Östlund. Y si bien los dos primeros ejemplos también lidiaban con algunas situaciones morbosas, como los asesinatos, esta cinta presenta una atmósfera más atrevida, incluso salvaje, para bien o para mal, que fluctúa entre lo provocativo y lo vulgar. Ni siquiera los fluidos corporales pueden ser contenidos por la obra, que es bastante directa con sus componentes ligados a la farsa, aunque igual presenta ideas de mayores matices y sutilezas.
México
Memoria (2021)
La película Memoria de Apichatpong Weerasethakul comienza con una explosión, o mejor dicho con un estruendo. La protagonista, una escocesa llamada Jessica Holland (Tilda Swinton) que vive en Colombia, se despierta debido a un ruido que escucha durante la noche, lo suficientemente repentino y estrepitoso para alarmarla, pero cuyo origen no logra descifrar de inmediato. No se trata del ruido de alguna construcción cercana ni de algo que provenga de la calle, e incluso la naturaleza del sonido es difícil de definir. En una escena posterior del largometraje, la mujer lo describe como “una bola enorme de concreto que cae en un fondo de metal, rodeada de agua de mar”; es decir, una sensación bastante específica, pero compleja de explicar a alguien que no la ha experimentado.
Bergman Island (2021)
El director sueco Ingmar Bergman alcanzó la inmortalidad no solo por sus películas, celebradas como una parte esencial de la historia del cine, sino también por el interés que ha generado su propia figura. Aunque su manera de relacionarse con la religión era compleja, tras su fallecimiento se ha desarrollado una especie de culto a la personalidad en torno al cineasta, con estudios que van desde documentales y libros hasta exploraciones de su videoteca personal, todo esto como un intento por entender su visión artística. La isla de Fårö, donde vivió y filmó varios de sus largometrajes, se convirtió en un verdadero lugar de peregrinaje para los seguidores de su obra, como el caso de los protagonistas de Bergman Island (La isla de Bergman), la nueva cinta de Mia Hansen-Løve.
Sin señas particulares (2020)
Incluso los horrores más terribles, cuando ocurren con determinada frecuencia y cruzan el umbral de lo habitual, pasan a ser absorbidos por la burocracia. Su ocurrencia común da paso a los organismos especializados, a los procedimientos estandarizados, a los formularios y a los plazos de espera. Se trata de un proceso paradójico, porque por un lado da cuenta del intento de encausar los casos y diseñar una respuesta eficiente, pero por otro puede crear una distancia impersonal entre las autoridades y los familiares de las víctimas, al punto incluso de perder la capacidad para entregar soluciones satisfactorias. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las desapariciones forzadas en México, una situación que muestra la película Sin señas particulares de Fernanda Valadez.
Nuevo orden (2020)
En retrospectiva, y analizándolo en medio del proceso constituyente que ayudó a crear, el estallido social de Chile puede ser examinado con mayor calma, para identificar algunos de los factores involucrados y las causas que lo provocaron. Sin embargo, esa necesaria distancia no existía en octubre de 2019, sobre todo en sus días más críticos, cuando el fuego llenó las calles del país. Durante esas jornadas, la incertidumbre fue la idea predominante en la población, que se tradujo en un miedo acerca de lo que podía ocurrir. Parte de esa sensación se puede encontrar en la película mexicana Nuevo orden de Michel Franco, que, si bien fue producida antes del estallido chileno, sus secuencias iniciales potencian algunos de los miedos más profundos que debieron sentir los sectores privilegiados en ese entonces.
Ya no estoy aquí (2019)
La película Ya no estoy aquí parte con una útil explicación que nos aclara parte del contexto en el que se desarrolla su historia. El mensaje que leemos al comienzo del metraje está relacionado con uno de los primeros elementos que nos llama la atención al ver la cinta, la apariencia de su protagonista, quien destaca de inmediato por la parte posterior de su cabeza rapada, patillas largas, chasquilla aplastada y ropa de gran tamaño. Su estilo pertenece al de los kolombias o cholombianos, una tribu urbana que surgió en la ciudad de Monterrey, en el norte de México, donde el gusto por la cumbia colombiana llevó a los jóvenes a desarrollar su propia identidad, con una estética estrafalaria y colorida.
Roma (2018)
Ambientadas en Ciudad de México, algunas décadas en el pasado, y filmadas en blanco y negro, hay una cierta conexión entre Roma, la nueva película de Alfonso Cuarón, y Güeros (2014) de Alonso Ruizpalacios. Otro aspecto que comparten es que, si bien tienen un origen innegablemente latinoamericano, estas cintas no se limitan solo a ese continente, sino que miran al cine europeo de los años 60 como influencia de los estilos que cada una busca desarrollar. En el caso de Ruizpalacios, la inspiración la encuentra en la nueva ola francesa, a través de su energía y espíritu lúdico, mientras que Cuarón opta por el carácter más refinado del director italiano Federico Fellini, donde cada plano es meticulosamente pensado y ejecutado.
Güeros (2014)
Aunque está ambientada en México, en 1999, la película Güeros del director Alonso Ruizpalacios se alimenta de la influencia de un movimiento cinematográfico que surgió décadas atrás, en Francia. El vínculo que tiene con la Nouvelle vague se nota de inmediato gracias a su formato, ya que la cinta está filmada en blanco y negro, con una relación de aspecto de 4:3, que le da una apariencia cuadrada a la imagen, a diferencia de la forma alargada que domina el cine contemporáneo, pero el vínculo también se extiende a cuestiones como el tono y el estilo utilizados. De forma similar a los trabajos de Jean-Luc Godard, la vitalidad de sus jóvenes protagonistas es tan importante como el paisaje urbano donde ocurren sus escenas, lo que es potenciado por un aire lúdico, que no tiene miedo de experimentar ni de burlarse de ciertas cosas, incluso de sí misma.
sin sentido 