Spring Breakers (2013)

ImageHarmony Korine debutó en el mundo del cine como guionista de Kids (1995), una película que mostraba un día en la vida de unos adolescentes de Manhattan, quienes interactúan en un mundo donde el sexo y las drogas son elementos casi omnipresentes. A partir de entonces no solo se dedicó a escribir otras películas, sino que además comenzó a dirigirlas. Sus trabajos no son fáciles de definir ya que contienen elementos bastante extraños y estremecedores, lo que ha provocado que no sea un director demasiado conocido, pero al mismo tiempo le ha otorgado una fiel base de seguidores.

Sus películas muestran una sociedad decadente, donde los buenos no siempre ganan. Sus personajes distan mucho de ser modelos a seguir, ya que se caracterizan por ser egoístas, violentos, ignorantes, superficiales o simplemente desequilibrados. Es por eso que llamó tanto la atención que en su nuevo proyecto, Spring Breakers, actuaran dos de las estrellas juveniles más conocidas de Disney, Selena Gomez y Vanessa Hudgens. Al ser una película donde elementos como el sexo, la violencia y las drogas tienen un gran protagonismo, Spring Breakers es un ataque directo a las estrictas reglas que Disney impone a sus actores con el fin de cuidar su imagen pública. Es, por lo tanto, una válvula de escape para Gomez y Hudgens y una gran oportunidad para Korine de seguir infringiendo los principios de lo políticamente correcto.

La película muestra a un grupo de cuatro adolescentes –Faith (Selena Gomez), Candy (Vanessa Hudgens), Brittany (Ashley Benson) y Cotty (Rachel Korine)- que viven en un pequeño pueblo de Estados Unidos. Cansadas por la rutina del estudio y el tedio de tener que ver los mismos lugares y personas, deciden juntar dinero para viajar a Florida durante las vacaciones de primavera. Al darse cuenta de que no tienen suficiente, Cotty, Brittani y Ashley roban un restaurante y obtienen lo necesario para el viaje. Al llegar a Florida las adolescentes se dedican a pasarlo bien y a conocer nuevas personas, yendo a fiestas donde el alcohol y las drogas parecen no acabar.

Sin embargo, durante una de estas fiestas las jóvenes son detenidas por la policía y encerradas en la comisaria hasta que paguen la multa. Dado que no les queda dinero, las amigas deben hacerse la idea de seguir encerradas durante algunos días más. Pero esto no será necesario, ya que es en ese momento que son liberadas luego que un misterioso rapero y «gangster» llamado Alien (James Franco) paga la fianza. Si bien el gesto de este misterioso hombre las sacó de la cárcel, las jóvenes no saben si confiar en él, ya que no conocen sus verdaderas intenciones.

Aunque parte de forma irregular, la película va mejorando a medida que la historia avanza. El problema con sus primeros minutos es que los personajes de Vanessa Hudgens, Ashley Benson y Rachel Korine no generan la suficiente empatía para que uno se interese por ellos. Solo el personaje de Selena Gomez salva la situación y evita que llegue a ser insufrible. Como señalé anteriormente, Harmony Korine tiene una habilidad para crear personajes detestables, pero el problema es tener que aguantarlos durante más de una hora. Por eso Faith se convierte en una especie de isla en medio del mar de estupidez y materialismo que generan sus amigas. Es cierto que el personaje de Gomez llega a ser demasiado ingenuo y santurrón, pero en comparación con sus amigas uno puede aguantarlo. El viaje de Faith a Florida tiene un significado mucho más profundo que el de Cotty, Brittany o Ashley, quienes solo quieren pasarlo bien y satisfacer todas esas necesidades que la televisión ha impuesto en ellas.

Pero el momento en que la película agarra verdadera fuerza es la aparición de James Franco, quien hace una gran labor interpretando a un rapero blanco que se esfuerza demasiado por comportarse como negro (en otras palabras, un wigger). Es ante su presencia que las jóvenes comienzan a mostrar sus verdaderas prioridades. Alien representa peligro, en él están materializados todos los excesos y distorsión que las jóvenes podrían haber imaginado en sus vacaciones. Las experiencias que viven junto a él hacen que las jóvenes reformulen aquello que las llevó a realizar el viaje, llegando incluso a replantear sus propias vidas. Alien se transforma en una violenta terapia de electroshock que sacude a las jóvenes y las hace preguntarse cuál camino escogerán.

De las películas que he visto de Korine (Kids, Gummo, Mister Lonely), esta parece ser la más convencional de todas. Convencional en términos de trama, ya que a diferencia de cintas como Gummo o Kids, en Spring Breakers uno puede identificar una cierta estructura dentro de la historia, al tener un comienzo, un desarrollo y un final. Esto no es tan así en sus anteriores películas, donde la estrategia de Korine parecía ser mostrar la vida de ciertos personajes en una forma mucho más contemplativa. No es que aquellas cintas carezcan de trama, sino que ésta parece no estar tan marcada como en la mayoría de las películas de Hollywood. En este sentido Spring Breakers se encuentra más cercana al cine tradicional que al resto de la filmografía del director.

Pero aún cuando en términos de trama la película se aleja de sus otros trabajos, Spring Breakers todavía presenta ciertos elementos que permiten identificar el estilo de Korine. El montaje, por ejemplo, no llega a ser tan «invisible» como en gran parte del cine hollywoodense. A lo largo de la película se puede notar cómo ciertos planos se relacionan entre sí no en términos de un vínculo de espacio-tiempo, sino que respecto a la idea que evocan. Hay momentos en la cinta donde se puede escuchar la voz en off de algunos personajes (ya sea hablando por teléfono con algún familiar, conversando entre ellos o simplemente reflexionando en voz alta), mientras se muestran planos pertenecientes a momentos que ya ocurrieron o que están ocurriendo. En algunas ocasiones el diálogo no coincide con las imágenes mostradas, generando una contradicción que funciona como elemento irónico, y en otras se repite algo que ya se mostró o dijo, para acentuar lo que el personaje está sintiendo.

Este tipo de elementos, más que distraer, permiten comprender mejor lo que está ocurriendo. Potencian aquello que están diciendo los personajes. Lo que no ocurre en otras cintas de Korine como Gummo o Mister Lonely, donde aspectos como el niño con orejas de conejo o los huevos que cantan (sí, puede parecer raro para alguien que no haya visto esas películas) son simplemente pretenciosos o ridículos. Querer ser extraño y chocante por el solo hecho de serlo no tiene mayor sentido. Afortunadamente Korine sustituyó la actitud del «¡mírenme, soy especial!» por una donde este tipo de técnicas son realizadas con un cierto fin. ¿Hasta cuándo le va a durar? La única forma de saberlo es esperar a que se estrenen sus próximas películas. Por el momento puedo decir que Spring Breakers es el único trabajo que me ha gustado de este director.

PD: Algunas películas contienen escenas que llegan a cambiar la noción que uno tiene de ciertas canciones. En el caso de Spring Breakers la canción es «Everytime» de Britney Spears, que sirve como  telón de fondo para una muy buena secuencia de la cinta.

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