La música, que es utilizada de manera predominantemente diegética, constituye un componente fundamental para las películas que James Gunn hizo sobre los Guardianes de la Galaxia para Marvel Studios. Así, cada una de las cintas comienza con unos créditos musicalizados que nos introducen al tono de la obra, lo que en el caso de las dos primeras significaba subrayar su atmósfera lúdica con los temas “Come and Get Your Love” de Redbone y “Mr. Blue Sky” de Electric Light Orchestra, ahora adquiere un aire distinto con la tercera entrega, Guardians of the Galaxy Vol. 3 (Guardianes de la Galaxia vol. 3). A diferencia de la energía que encontrábamos en los otros largometrajes, acá la elección consiste en “Creep” de Radiohead.
La fidelidad al material de origen es una característica generalmente elogiada en las adaptaciones cinematográficas, sobre todo en aquellas que se basan en cómics. Los fanáticos de las historias de superhéroes tienen tal nivel de manía que hasta los trajes de los personajes pueden dar origen a una controversia dentro de ese mundo. Pero, ¿qué pasa cuando las viñetas contienen elementos que vistos desde el presente parecen obsoletos o incluso ofensivos? Las películas deben alejarse del dogmatismo y ser capaces de cambiar los componentes de esas obras si no se ajustan al relato que quieren crear, con tal de que la cinta resultante se vea beneficiada. No tiene mucho sentido ser devoto pero fallido, algo que entiende el nuevo largometraje Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings (Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos).
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